Cómo empezar a leer poesía
Prácticas que me han acercado a leer poesía y a disfrutarla.
LECTURA
Lo primero que se me ocurrió de esta entrada fue el título, me pareció importante escribir sobre esto porque soy una lectora que le teme a la poesía y porque irónicamente me he dedicado a escribirla y editarla en los últimos años. Supongo que no estoy sola en el mundo cuando temo que no tengo una buena compresión lectora, seguramente muchas otras personas se sienten incapaces de entender algunos textos.
Creo que la poesía es el tipo de lectura que nos intimida, quizá porque es inseparable de términos técnicos como la rima, la metáfora, o la nadaqueverienta sinalefa; quizá porque se percibe como un mensaje encriptado que muy probablemente nunca lograremos descifrar con exactitud; a lo mejor porque dicen que está más cerca de la música que de la narración, o porque vemos un caligrama y ni siquiera entendemos qué dice, o porque es algo que escriben intelectuales desquehacerados. En fin, aquí quiero compartir algunas prácticas que me han acercado a leer poesía y a disfrutarla.
Hacer el canon a un lado
Incontables veces me ha causado estrés no conocer los versos de Lorca, o de Bécquer, o no vayamos muy lejos, los de Neruda o de Sabines. Como hay tantísimas cosas por leer, ya dejé de mortificarme por no conocer la obra de muchos clásicos. En vez de eso me digo a mí misma que muchos de ellos ya están muertos y han sido ampliamente publicados, van a estar ahí esperando mi lectura sin ir a ningún lado y sé que los voy a encontrar sin mucho esfuerzo.
En contraste, he alimentado la experiencia de leer a poetas vivas en mi lengua, me resulta mucho más entrañable que leer lo que algún señor del siglo XVII o incluso del siglo XX tuvo qué decir. Sigo a muchas autoras vivas en redes sociales y empatizo con ellas no solo a través de sus poemas, sino también a través de sus tuits o los memes que comparten.
Interpretar con los sentidos
En la prepa tuve un profe de literatura que nos pedía imaginarnos lo que se sentía cuando nos leía poemas. Entonces no le hice mucho caso porque no me interesaba la poesía, pero ahora me ha servido bastante recordar este consejo. No es necesario captar un mensaje siempre: la poesía es un lenguaje muy versátil en el que caben muchas posibilidades, no siempre es musical, a veces sí se emparenta con la narrativa e, incluso, con la gráfica, de la forma más literal, como los poemojis o los caligramas.
Con el tiempo he dejado de preguntarme qué quiere decir el poema o cuál fue la intención de la autora y, en su lugar, pregunto qué sensación me quedó después de leer. Si un poema es abstracto, entonces el producto de su lectura también lo será. A veces se siente como un nudo en la garganta, otras, como una grieta en el pecho, una foto de primavera o como puro desconcierto.
Las interpretaciones luego pueden hacerse más profundas cuando se alimentan de otras lecturas y de un poco de investigación, pero para disfrutar no se necesita demasiado. A propósito de este tema, traigo a colación una anécdota. En la universidad nos dejaron de tarea interpretar «La cadenita». Yo pensé que Carmen estaba muerta o se había ido lejos y que por eso la voz poética tenía varias prendas suyas (su retrato, el pañuelito blanco y el rizo de sus cabellos). Luego de que todo el salón mencionara lo que creía que significaba la canción, el profe nos dio su interpretación, que venía muy a cuento con sus líneas de investigación, y nos explicó los paralelismos entre los recuerdos de Carmen y la tradición popular, y hasta nos contó el significado de las prendas. Recién googleando la historia detrás de la canción, resulta que pues, literalmente el compositor perdió la cadenita que le dio su novia Carmen, y para que no se enojara con él, se la compuso (no sé si él haya sido consciente de lo que simbolizaban las prendas que puso en su canción). El punto es que la interpretación es construible y se pueden añadir capas y capas.
Leer a cucharadas, de diversas voces, sobre lo que sea
Dejó de preocuparme leer poemarios de principio a fin y en orden lineal, sobre todo, las antologías y compilaciones se prestan para una lectura «desordenada». A mi alrededor veo que es muy común escuchar música en listas de chile, mole, pozole en vez de escuchar álbumes o discografías completas de una sola banda o artista, creo que la poesía también se puede disfrutar así, como una playlist de canciones tristes:
La vieja lágrima - Luis G. Urbina
Llueve - Nadia López
Cintas de sol - Salvador Díaz Mirón
Siguiendo la similitud con las playlists, también he visto muchas de estas que son para situaciones o estados de ánimo específicos: canciones para concentrarse, canciones para hacer el quehacer, para cuando estás tan triste que sientes que podrías llorar hasta quedar como un palo seco, etc. Cuando dije que la poesía es un lenguaje muy versátil es porque sí lo es: hay poemas sobre un montón de temas y con muy diversas formas. A mí me sorprendió bastante cómo Elisa Díaz Castelo en su poemario Principia utiliza lenguaje científico para hablar sobre temas íntimos, e incluso explica conceptos científicos a través de poemas. En general, a mí me gustan los poemas que me confrontan con la realidad que vivo, Pistola de agua es un ejemplo de esto, se puede leer como una novela que habla sobre un ciclo de violencia que atraviesa nuestra sociedad, que nos atraviesa a las mujeres, y entre sus páginas hay agua, peces, sangre y hasta una receta de pay de limón.
Hay poesía para todos los gustos, para quienes se enamoran de los haikús, para quienes prefieren experimentar con el sonido de las palabras o más bien con la disposición de las palabras sobre el papel. El chiste es buscarle.
Leer sin gastar dinero
La poesía está en las canciones que escuchamos a diario sin gastar un solo peso, podría ponerme cursi y decir que también está en un atardecer, pero lo cierto es que hay bastante poesía circulando libre en internet. Hay muchas revistas universitarias que tienen un espacio para la creación literaria y a veces ahí se pueden encontrar poemas, pero también hay sitios como Poesía Mexa y Círculo de Poesía, donde hay mucho por leer y seguir descubriendo.
Y bueno, también sacudir algunos prejuicios es otra de las prácticas que me han servido mucho. Claro que hay mucha poesía hecha por y para círculos elitistas, pero también hay poesía que se hace desde otros lugares, desde otras lenguas y realidades más cercanas a la persona que lee estas líneas.